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YNGWIE MALMSTEEN Reviews de shows de 1998 y 2001 en Argentina


YNGWIE MALMSTEEN en Cemento, 1, 2 y 3 de mayo de 1998

"La segunda visita del sueco a la Argentina"

La segunda visita del sueco a la Argentina reveló a un público que, en general, deliró parejo durante los tres días con entusiasmo inclaudicable, festejando cuanto gesto o yeite pergeñara Malmsteen en un Cemento cuya acústica y comodidad superaron en mucho los lógicos prejuicios y temores que se venían incubando. Quizás algunos encuentren que ese entusiasmo contrasta con cierto escepticismo de mi parte. En cuanto a calidad interpretativa, sin embargo, es indudable que el nivel creció a pasos agigantados con cada show. El viernes 1º, un solvente Presto Vivace y los confiables Jason se encargaron de romper el hielo para el acto central, que protagonizó su presentación más desabrida y arrancó con marcados problemas de sonido (la voz, inaudible), los cuales por suerte se solucionaron a la brevedad.
El sábado, luego de las intensas actuaciones de Sin Reyes y Humanimal (éste último con un estupendo cover de ‘Carry On’ de Angra incluído), y con puntualidad de etiqueta, empezó a escucharse el colchón de teclados que presagiaba el comienzo. Y vino nomás de la mano de ‘Braveheart’ del último álbum seguido sin interrupciones por el tema que le pone título al mismo: ‘Facing The Animal’. Es indudable que la banda suena muy potente, que los músicos que acompañan al sueco son de primera y que la gran mayoría de los temas se sustentan por sí mismos, sin muletas de ningún tipo. Sin embargo, la primera impresión que me asaltó al ver a la banda es el casi despótico dominio que Malmsteen tiene sobre la misma. Lo sé, lo sé, es su banda, es el ídolo, el capo, el guitar hero a quien nadie puede ni debe opacar; pero me perturba sobremanera que sea tan obvia la relación jefe-empleados, no por una cuestión de justicia social, sino en lo que atañe al espectáculo... John Wayne describió a Ricky Nelson en la película ‘Río Bravo’ como un pistolero que era tan bueno que no tenía necesidad de demostrarlo. Al parecer, Malmsteen tiene que demostrar en cada nota que es el más rápido (puede ser) o que es el mejor (no lo creo) y alguien debería haber en el entorno del ‘gordo’ (como cariñosamente lo vitoreaba la audiencia) que le señale la irritación que ocasionalmente provoca en sus presentaciones su aún más obeso egocentrismo. El show del sábado dejó un pastoso gusto a gula capital de notas al por mayor, apelotonadas y disparadas sobre el público con un frenesí neurótico-obsesivo; algo que a mi parecer, cae en el exceso (aunque es probable que la audiencia estuviese integrada por un número privilegiado de guitarristas que seguramente apreciaron tal abundancia). Yngwie es hiperkinético (tanto en los dedos como en el resto del cuerpo), mueve su larga cabellera, sus manos, su guitarra y su metro noventa de humanidad de un lado para otro de sus dominios escénicos sin parar un minuto, dejando la impresión de que sus músicos son -en comparación- algo más que timoratos. De todas maneras, la música tiene la última palabra, y la de Malmsteen tiene suficiente peso para dar por tierra hasta con los casos de diván. Fueron dos horas de un recital con altibajos pero sin picos pronunciados. Si de los ‘alti’ hablamos, me apunto con la feroz versión de ‘Manic Depression’ de Jimi Hendrix (cantada por Malmsteen) en donde el sueco disminuyó las convulsiones de su parkinson y echó mano de algo del feeling que el morocho de Seattle tenía a reventar, agendo la agresiva fineza de ‘Seventh Sign’ (el gringo la ‘descose’ en esta parte), departo cordialmente con los permanentes coqueteos del violero con la música clásica (Mozart, Bach y Beethoven entre los más notables) y babeo en primera fila con lo que terminó sindo el bis de despedida: un -otra vez- frenético solo acústico que de haber durado la mitad me hubiera satisfecho el doble, una estupenda y libre versión de ‘Black Star’ del primer álbum y un cierre a toda gloria con ‘I´ll See The Light Tonight’ en una toma imponente, digna de un himno. Entre los ‘bajos’... tomen nota: la desmitificada versión de ‘Gates of Babylon’ de Rainbow con más piii-ri-pi-pi neurótico saliendo de la Fender cuando lo que la canción necesita es magia y notas sostenidas y precisas; los temitas más ‘americanizados’ (léase You Don't Remember, I'll Never Forget’ del tercer álbum, ‘Heaven Tonight’ de ‘Odissey’ y ‘Another Time’ del nuevo, entre los que recuerdo), el soporífero solo de teclados de Mats Olausson, y esa manía que, aun en un show con mucha más altura como fue el del domingo 3, persiste obcecadamente en Malmsteen (tanto como en mí persiste el señalarlo): la pirotecnia incansable del tipo para tocar.
Ahora bien, si es cierto que la última impresión es la que queda, el niño terrible de la guitarra dejó la mejor posible en la despedida. Notables performances de los locales Jerikó e Imperio (aunque este último se enfrentó a ciertos desperfectos) como aperitivo y un equipo dispuesto a apostar fuerte para esta última ronda. Lo hizo y acertó un pleno. Yngwie estaba de un humor increíble, sonriendo permanentemente (no, fuera del escenario no es así), haciendo chistes a la audiencia y a su propia banda que (debe estar especificado en el contrato) se los festejaba, y, lo que es más importante, poniendo freno a los excesos interpretativos tan mentados tocando su guitarra color manteca (casualmente idéntica a la de Blackmore) esta vez sí, con precisión, acierto y algo de mesura. En este panorama y con una banda que tomó la estela del humor de su jefe y pareció contagiarse (el interesante vocalista Mats Leven mucho más comunicativo y jodón, por ejemplo) los tipos se zamparon un gran show casi media hora más largo que el del día anterior y mucho más elevado. Cambiaron los covers e hicieron destrozos: en lugar del previsto ‘The Sails Of Charon’, acometieron un popurrí de Deep Purple que incluyó ‘Burn’, ‘Pictures of Home’ y ‘Smoke on the Water’ en versiones hiperaceleradas y que evidenciaron el desconocimiento que la banda tiene de ese material (Leven entró mal un par de veces y el batero Jonas Ostman no pareció haber comprendido los ritmos de Ian Paice) pero que merece ser aplaudido como homenaje, la inclusión de ‘Red House’ de Hendrix y la sorpresa en el bis con ‘Ain´t Talkin' Bout Love’ de Van Halen para apreciar la visión que el sueco tiene del holando-americano. En fin, más prolijos, más afilados y más metidos de lleno en lo suyo que en los días anteriores, Malmsteen y compañía dejaron una impresión que en lo que hace a su relación con el público y por lo ofrecido, es como un cheque en blanco. Veremos en la próxima -según prometieron y juraron, la habrá- cuánta guita nos dejan en la cuenta corriente."
Gabriel Ramovecchi. Revista Epopeya Nro 14, Mayo 1998.

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Editado por ritchierod, 1/6/2005, 16:42


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Re: YNGWIE MALMSTEEN Reviews de shows en 1998 y 2001 en Argentina


YNGWIE MALMSTEEN en El Teatro, 23 de septiembre de 2001
EN SU TERCERA PRESENTACIÓN EN LA ARGENTINA, EL MAESTRO SUECO LE HIZO FRENTE A LA HUMEDAD, EL CALOR Y EL APRETUJAMIENTO DE LA GENTE CON SOLOS Y MÁS SOLOS. HE AQUÍ ALGUNAS IMPRESIONES DE UNA NOCHE ATÍPICA.
No alcancé a poner un pie en El Teatro que la noticia me tomó por asalto; Yngwie había decidido sobre la marcha que no quería tantas bandas en el show y que tocaría mas temprano. En consecuencia, el esquema original "Jezabel-Charly Vega-Humanimal-Malmsteen" quedaba anulado y arbitrariamente se improvisó el programa con sólo Humanimal abriendo. Como es comprensible, los miembros de Jezabel se retiraron bastante ofuscados, mientras que Charly Vega logró por insistencia que le permitieran tocar después del número principal. Según los organizadores locales, el sueco no quiso que el público llegase agotado a su show sobre todo por el intenso calor del recinto. Quizás el bueno de Yngwie se conmovió en su última visita al vernos como una masa transpirada en el sofocante Cemento, y las condiciones en El Teatro no fueron tan diferentes.
Pasadas las 20:30 hs, cuando el lugar mostraba un lleno total aunque no un clima tan sofocante como vimos con Rhapsody o Helloween, Humanimal comenzó lo suyo en una noche que no sería la mejor para la banda de Pablo Soler. La solemnidad de la introducción grabada quedó hecha añicos con un comienzo en falso, abortado por uno de los técnicos que desde el escenario dio la orden a la mesa de sonido por el mismo micrófono de la voz de la banda. En el segundo intento el micrófono cayó al piso y, cuando el acople se tornó violento, el mismo Soler se acercó a levantar el trípode. Parece que no había asistente disponible. Los Humanimal hicieron de tripas corazón y finalmente dieron inicio al show con su habitual despliegue -una banda potente que le pega duro y parejo mientras Soler hace gala de su técnica y velocidad muy en la vena de Impelliteri o el más agresivo Malmsteen- pero esta vez con la guitarra decididamente mas baja que lo habitual y un sonido que constantemente amenazaba con volverse una bola de graves y acoples. De todas maneras, el público dio su aprobación y aprobó con aplausos al final del set. Para amenizar la espera en los parlantes sonaba el disco tributo a Rata Blanca, lo cual generó el interés de la gente que por momentos coreó "La Leyenda Del Hada Y El Mago" y el solo de "Guerrero Del Arco Iris". Para entonces arreciaban ya de los justos reclamos de algunos para que se enciendan los ventiladores que aparentemente eran un adorno más. A las 21:40 hs se apagaron las luces y las primeras escalas con que Yngwie calienta sus dedos se escucharon con el telón aún bajo. Suficiente para desatar la escalada de euforia que llegó a su punto máximo cuando se corrió el telón y el maestro tomó la escena al ritmo de "Rising Force". A esta altura estaba claro que "el gordo" -tal como le cantan sus fans argentinos- no sólo mantiene su técnica sino que también confirma el sentido escénico que lo convirtió en ícono. El tipo se mueve como un gato sin que le moleste la prominente barriga y ensaya las poses que hacen las delicias de público y los fotógrafos, como la "Gran Malmsteen" (con un rápido movimiento hace girar la guitarra por su espalda para que aparezca por el otro lado), los movimientos pélvicos o la clásica posición tocando un riff al aire mientras con la mano izquierda arenga al público. En parte por los problemas técnicos y en parte por la irregular acústica del lugar, el sonido promedió un regular a lo largo del show, aunque los primeros tres temas no se escucharon nada bien. Para colmo, uno de ellos fue "Crucified", quizás la pieza más compleja de "War To End All Wars", que tiene varios cambios de tiempo y algunos pasajes tipo "ambient". Después el sonido mejoró un poco y recién ahí se pudo apreciar a la banda, con sus luces en el plano individual y sus sombras en el grupal. Doogie White (vistiendo una remera que fue el comentario de la noche con la inscripción "Yngwie who?" en el frente y la respuesta en la espalda: "Yngwie !@#$ Malmsteen - that´s who!") demostró que es un brillante vocalista y frontman. El hecho de haber leído de reojo casi todas las letras -y hasta haberse olvidado algún pasaje- no le impidió meterse al público en el bolsillo haciendo gala de un balance ideal entre profesionalismo, carisma y naturalidad. Tal como me pasó en su anterior visita con Rainbow en 1996, no termino de deshacerme en elogios para Doogie y estoy seguro de que estuvimos ante uno de los vocalistas más completos que haya pasado por las filas del sueco....
sigue

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Re: YNGWIE MALMSTEEN Review de shows en 1998 y 2001 en Argentina


cont.

Otro punto alto fue la presentación del argentino Miguel "Mick" Cerviño, el único -a excepción del propio Malmsteen, claro está- que no pifió en toda la noche. Digámoslo así: el rock está lleno de obreros del bajo pero muy pocos artesanos, y créanme que Cerviño está entre estos últimos a tal nivel que logra sobresalir en el show tanto como en el estudio. Tímido y de perfil bajo, hizo lo suyo con gallardía sin moverse de su rincón a la diestra de Malmsteen, y hasta se animó con un solo que despertó los aplausos del respetable y el propio Maestro. Ya nos había adelantado Yngwie que la banda venía prácticamente sin ensayo, lo cual se confirmó, por ejemplo, en las tres o cuatro oportunidades en que el baterista Patrick Johansson se equivocó. El ex-Dream Theater Derek Sherinian también demostró ser un músico espectacular, aunque tuvo sus yerros siempre más disimulables por tratarse de teclados. Si me dan a elegir, prefiero varias veces los pifies individuales de los músicos a la falta de calidad del sonido que por momentos opacó el gran número musical que teníamos frente a los ojos. Así fueron pasando los temas que alternaban entre clásicos como "Far Beyond The Sun", "Black Star" o "You Don´t Remember, I´ll Never Forget" y piezas del último disco. El público demostró haberlo escuchado bastante coreando las nuevas canciones "Wild One", "Bad Reputation" o la sentimental balada "Miracle Of Life". En general la elección de temas fue extraña, quizás porque Malmsteen quiso ofrecer un show fuera de lo habitual y ponerle un poco más de sorpresa y espontaneidad . Al promediar el set sonó el "Red House" de Jimi Hendrix, que el propio Yngwie cantó demostrando que es un gran guitarrista.
Hasta nos sorprendió con un poco de humor cuando invitó a la banda a tocar sobre el infaltable cantito de "olé, olé olé, Malmsteen, Malmsteen", en un gesto poco habitual en el sueco. En ese momento, con tantas sorpresas, hasta me temí que tocasen el incomprensible reagge-funk "Black Sheep Of The Family", pero por suerte la cosa no llegó a tal punto. En cuanto a la tarea de Malmsteen, difícilmente esta pueda escapar a los calificativos más elogiosos, y esta vez no fue la excepción. Sin embargo, los solos sí dejaron un lugar para el reproche en comparación con lo demostrado en las anteriores visitas o en los discos en vivo. De todas las posibilidades que la iluminada guitarra de Malmsteen puede ofrecer, las escalas a toda velocidad primaron en forma repetitiva en los tres interludios que tuvo el show. Personalmente, no puedo entender qué tiene de atractivo el habitual pasaje en que Yngwie deja la guitarra en el piso y se dedica a jugar con la pedalera de efectos y la cámara de eco. En particular porque los últimos diez años de carrera han sido especialmente prolíficos en materia de instrumentales e incluso solos en guitarra acústica; basta con pegarle una oída a piezas como "Flamenco Diablo", "Amadeus", o cualquier pasaje del disco con la Orquesta Filarmónica de Praga. No estuvieron los temas de difusión de "War To End All Wars", como "Prophet Of Doom" o el que le da nombre al disco y sí hubo un par de covers atípicos: "Fools" de Deep Purple y el desconcertante "Hiroshima Mon Amour" de Alcatrazz, que a último momento reemplazó a "I´ll See The Light Tonight" para el bis. Después de poco más de hora y media de show, se bajó el telón con un público que aún esperaba un poco más de Malmsteen.
Sin embargo, el propio Charly Vega tomó el micrófono e invitó a la gente a quedarse: "No se vayan, que ahora seguimos con más fraseos de escalas menores" dijo. El chiste de la noche ahora era "Charly Who?", pero un setenta por ciento de la audiencia permaneció en sus lugares para cuando abrió su set con "No Te Rindas Jamás", un adelanto de su próxima producción. Vega, un declarado cultor del estilo Malmsteen, tiene la particularidad de que inclina sus canciones hacia una composición más rockera sin que el power metal sea una constante, tal como hacen otros intérpretes locales como Pablo Soler o Adrián Subotovsky. Ejemplos de esto fueron las canciones "Esto Es Todo, Esto Es Nada" y "Destino Incierto", este último muy en la línea del tema de reminiscencias hendrixianas de "Bedroom Eyes", incluído en "Eclipse" (del sueco). No podían faltar los covers de Malmsteen -teniendo en cuenta que Vega le dedicó un tributo discográfico este mismo año- con "Never Die" y "Black Star". "El que ríe ultimo ríe mejor" podría ser la frase para sintetizar la noche de Charly. Mientras promediaba su show, una insólita situación se gestaba a un costado del escenario: Doogie White y Derek Sherinian, impresionados por la performance del guitarrista local, decidieron ir hasta el camarín y traer al propio Malmsteen. Tras percatarse de su presencia, Vega no pudo más que caer de rodillas y dedicar "Never Die" al espectador de lujo. Fue una pena que el operador del seguidor se haya retirado a la barra a tomar algo dejando solo el reflector, que permanecía encendido y apuntando a la pared. Ergo, tampoco había seguidor para los locales.
Tras el show, los pulgares en alto del Maestro fueron una instantánea que seguramente Charly Vega no olvidará por el resto de su vida. Un final especial para una noche especial llena de curiosidades y anécdotas, tanto arriba como abajo del escenario.

Pedro Freire
(Revista Epopeya 43)


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YNGWIE MALMSTEEN Reviews de CLINICA de MEXICO 2001


:b/3: Esta review la escribí al día siguiente del show y me la encontré en unos discos de 3 1/2", nunca la mande para que la publicarán en una revista en la que colaboraba, creo que la considere muy larga. Akí les dejo el primer estracto de una clínica en el Teatro Ferrocarrilero de la Ciudad de México:

viernes 21 de septiembre de 2001, Teatro Ferrocarrilero de la Ciudad de México 17:00 horas

Después de haberse postergado una semana la presentación del que fuera uno de los principales motores en el crecimiento de la música heavy metal y hard rock el virtuoso de las cuerdas, algunas veces considerado el nuevo Paganini dada la gran influencia de la música del violinista maldito que ha ejercido en él, el virtuoso de las cuerdas Yngwie Johansson Malmsteen, que utilizando su guitarra como estandarte con bandas como Alcatraz a mediados de los 80´s y principios de los 90´s, finalmente llegaba a México para la promoción de su más reciente producción, el cual posee un nombre muy adhoc para los actuales tiempos: The War to end all the wars, y quien había sido esperado por más de una década por sus fieles seguidores, ávidos de deleitarse de las deliciosas notas clásicas con matices metaleros.

La nueva cita era el viernes 21 de septiembre de 2001 era a las 17:00 horas para ofrecer una clínica de guitarra, que quien redacta, lo describe más como un mini concierto íntimo del guitarrista para algunos de sus más grandes seguidores, donde no fue permitida la intromisión de guitarras, ni cámaras profesionales y que se desarrollaría en el teatro de los trabajadores de Ferrocarril, estábamos allí un reducido número de fanáticos que apenas se aproximaba al centenar, a consecuencia de la poca, si es que no nula, promoción del evento que ya de por sí en la fecha programada careció de difusión, cuanto más cuando fue trasladada días después sin previo aviso. Sin embargo, los asistentes deseosos de escuchar las vibrantes notas de Yngwie, hacerle alguna pregunta o con la esperanza de recibir un autógrafo, nos aglutinamos cerca de la tarima donde de manera solitaria el gigante sueco ataviado de pantalones de cuero y camisa en color negro, sólo con la ayuda de una consola que difundía las pistas del bajo y de batería, interpretaría algunas de sus piezas más celebres, coreando y aplaudiendo cada uno de las ejecuciones que se sucedían: temas como la inefable Blue capaz de transmitirnos un increíble sentimiento de melancólica alegría en su exquisita ejecución o Seventh sign, otra de las favoritas de todos los “malmsteenianos”. Entre los principales cuestionamientos que se le hicieron, fue el de porque no participaba en eventos como el G3, a lo cual encogiéndose de hombros y con un gesto de poco interés al respecto, contestó que “por el momento no tenía mucho tiempo para proyectos de ese tipo”, en la siguiente ejecución realizó una risible imitación a las gesticulaciones de Joe Satriani, cuando el satch hace gemir el requinto y en contra parte alabó a su ídolo, el hombre de negro, Ritchie Blackmore. Siguieron preguntas simples como porque no tocaba nunca piezas del Fire & Ice, a lo que respondió que no lo consideraba para nada su mejor trabajo y por ello no incluía en su nuevo repertorio. Entre otras ejecuciones como un agujero negro capaz de iluminar el escenario con una bella interpretación digna de toda alabanza Black Star, en mismos términos universales también nos transportó Far Beyond the sun. El tema que sin duda se robó la tarde fue Trilogy suite, quiero confesarles que he visto a muchos y grandes guitarristas a lo largo de los años (Satriani, John Petrucci, Steve Morse, Tony Iommi, etc.) pero lo que este tipo hace con la guitarra, me refiero a velocidad, precisión, técnica y hasta un poco de feeling, es superado únicamente por Steve Vai y tal vez por Mike Keneally, aunque a decir de muchos y mío propio, Yngwie es algo repetitivo, de verdad he quedado impresionado por su performance y con muchísimas ganas de presenciar su el concierto a celebrarse a la tarde siguiente, pese a que sentí que Yngwie nos quedó a deber tiempo en la clínica (sólo duró aproximadamente 50 minutos), así como la cortesía de firmarnos nuestros más variados souvenirs con referencia al prodigio de Estocolmo. Había escuchado y leído mucho sobre como asumía poses de rock star, sobre su bad reputation y ésta vez no fue la ocasión para desmentir esos rumores que no fueron del agrado de nadie de los que allí nos congregamos para su actuación. :b/3:

Editado por Louziffer, 31/8/2005, 2:45


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YNGWIE MALMSTEEN Reviews CONCIERTO 2001 en MEXICO


:b/3: Esta es la review del concierto, recomnedada para fans del gordo sueco, o quien solo quiere matar el tiempo, desvelados u ociosos (está bien pinche larga, definitivo por eso no la envié, me dio güeva editarla)

México D.F. sábado 22 de septiembre de 2001, 17:00 horas.

Bad reputation!!

Puesto a que la entrada al concierto era admisión general con un precio de 30 dólares, habíamos esperado más de 5 horas a las afueras del salón 21 (recinto más para música afroantillana y latina, con una acústica apenas regular, además de ser muy pequeño), logramos acceder a colocarnos lo más cerca posible al escenario en medio de un remolino de gente; la plática entre los fans concurrentes giraba entorno a que interpretaría Yngwie y sus expectativas sobre su nueva banda, la bien recibida inclusión del ex Dream Theater, Derek Sherinnan quien era una garantía y nos maravillaba el imaginar la combinación entre las notas clásicas de la guitarra de Yngwie y el sonido progresivo de uno de mis tecladistas favoritos y algunas dudas sobre su nuevo cantante Doogie White de quien debo decir que sin ser yo un profundo conocedor de todos sus trabajos, si he tenido la oportunidad de escuchar los grandes alcances de su voz, algunas veces con matices de Ronnie James Dio, al escucharle intervenir en obras como el Nostradamus de Nikolo Kotzev, en el que asumía el papel de ser el narrador de la historia de forma brillante, también cantando un par de temas, los mejores del álbum de tributo a White Snake, Crying in the rain y Jugment day, el disco que grabo con el Rainbow de Ritchie Blackmore y un bootleg de esa gira, por lo cual le aseguraba a muchos de mis interlocutores que no tendrían nada de que quejarse cuando lo escucharan cantar temas que otrora tipos de la talla de Jeff Scott Soto, Goran Edman, Joe Lynn Turner, y más recientemente Mark Boals complementaran la exquisitez de las notas de Malmsteen, aunque yo hubiera preferido mil veces al que considero el mejor cantante de la última década Jorn Lande.
El concierto abrió con Rising Force y de inmediato el público se rindió ante este clásico extraído del Odissey, homónimo de la banda que liderea, pese a lo pésimamente ecualizados sonidos de la voz (que se escuchaba muy débil) y la batería (que sonaba endemoniadamente fuerte), no era pretexto para no divertirse, mientras las primera filas se comprimían frente al stage. Siguió uno de los buenos temas de la más recientemente producción: Crucify me, que fue un calvario con los apretujones al ritmo de esta interpretación metalera tan violenta como la crucifixión a la que se refiere la letra, al igual que Catch 22 donde Johansson se lució con el veloz ritmo en los redobles para dar paso de inmediato el clásico Trilogy suite que nos hizo delirar a más de uno, ya que si antes escribí que durante la clínica sonó aplastante, con toda la instrumentación acompañando a Yngwie fue superior, prolongando sus admirables solos de guitarra, y luego otro corte clasiquísimo Far Beyond the sun, Yngwie con la cabeza enhiesta y los ojos cerrados transportándonos con cada acorde más allá del centro de nuestro propio universo, provocando que los cabellos se erizaran y una extraña sensación recorriera nuestras espinas dorsales. Después Bedroom eyes, estupenda casi sin dar respiro entre cada ejecución. A continuación una de las canciones más personales de Yngwie, la balada que creara para su esposa April, the Miracle of Life, me gusta lo cursi de la letra que sin muchas pretensiones, únicamente la de expresar el amor que se le profesa a alguien, es fácilmente incluible y disfrutable, Yngwie cantó algunas estrofas, no tiene una gran voz pero creo que lo hizo bien.

Otro de los cortes del reciente cd: Wild One de salvaje rapidez en el requinto y en la voz, insisto, ni la pésima ecualización de la pieza evitó que nos prendiéramos con esta rola y que el sudor comenzara a resbalar en los cuerpos de todos. Una bellísima Icarus dream suite con un Yngwie delirante al tocar la guitarra, con rítmicos y acompasados movimientos de su cabeza, precedió el medley de Spanish Castle Magic y Fire de Hendrix que arrancó aplausos casi al mismo tiempo que se cambiaron por las rechiflas y algunas mentadas de madre y reproches de los fans por la inclusión de Star spangled Banner (himno estadounidense), yo alcancé a escuchar un reclamo de alguien entre el público: “para que tocas esa mierda Yngwie, si tu no eres gringo”, sólo duró un par de minutos por fortuna.

El mejor tema tanto de su más reciente, como de sus últimos trabajos Bad reputation con los poderosos cantos y alaridos de Doogie: They're looking at you, saying: You've got a bad reputation, Bad reputation, señalándonos con su acusador dedo índice: you, you you, You've got a bad reputation, sobresaliente de lo mejor para mí, desde que lo escuché por primera vez el álbum.

La introducción del sonido de una guitarra acústica que en un principio pensé que provenía del teclado de Derek, sin embargo, era una grabación que empero dio paso a la ejecución de la guitarra eléctrica con los primeros acordes de Seven sign que fue reconocida y coreada desde el principio hasta el fin. Unas cuantas palabras de Yngwie acerca de que siempre se está en un disfraz, en la máscara que uno se crea, tratando de ocultar nuestros ojos en la Masquerade.
Doogie se dirige a todos nosotros preguntando Can you see the light tonite? señalando la tenue luz del crepúsculo, (aun habían pequeños matices de sol a esa hora a la que debía estar totalmente a obscuras) de manera extraña Doogie la cantó en 1/8 menor al tono de la guitarra, más grave a lo que debió ser y no por falta de agudeza o potencia en su voz, ya que demostraría en temas siguientes que ese no era el problema, de cualquier forma se escucharon simultáneamente los coros de todos los allí presentes de este que es uno de grandes números que dotaron de más éxito a Malmsteen al principio de su carrera, colocándolo en el pináculo de los axe heros.
Después de los respectivos solos vino una presentación rápida de la banda: Patrick Johansson en la batería, los ex rainbows o como los llamó Yngwie los Blackmore´s guys; Doogie White y Mike Cervino en el bass guitar y los aplausos para Derek Sherinian el virtuoso ex dream theater que de inmediato fue alabado por el público (Dream es queridísimo en México). El solo de bass fue magnifico contrastando con la pobre demostración del solo de batería, francamente después de ver el gran trabajo que Johansson hizo en las melodías del repertorio, su intervención debió dar más, Derek también se quedo corto en su turno, me dio la impresión de fue a consecuencia de que es grupo que apenas está conociendo sus alcances y porque no decirlo, aprendiendo a soportar la sombra del monstruo de la guitarra. YM tomó el micrófono y nos cuestionó: you have good memory, don´t you? Or do you don´t remember, ´cos I´ll never forget, jodidamente grande, el punto más álgido de la noche, el introductorio teclado de Derek detonando las primeras notas para dar paso a un apoteósico Yngwie ,velocidad y precisión absolutas en slide en contra posición la fuerza del bajeo de Mike acentuando cada redoble de Johanson, pero que decir de Doogie matizando su voz a placer, tonos graves, y super agudos en cada pasaje, y luego el colosal coro de toda la audiencia, fue la canción más emocionante y la de mayor duración, la definiría como de conjunción absoluta entre la banda y su gente.
Para el encore, palabras de Doogie sobre el camino que Malmsteen ha recorrido y no se si para sondear a la audiencia sobre un posible retorno de Alcatrazz y como prueba de del legado de la primera banda de Yngwie, la inefable Hiroshima mon amour, para cerrar con tema más representativo del vikingo de Scandinavia: Black Star, una notable introducción un poco diferente a la original, henchido y contagiado de la locura que había provocado, dejaba que transcurrieran dos tiempos de batería y de bajo para incorporar la pisadas de su guitarra, en ese momento existía Yngwie, crecía sobre el escenario, fenomenal, estoy seguro que ha quedado complacido ante los fans mexicanos, un recibimiento y una entrega así creo que ni en su casa debe de recibir, emocionado casi hasta el llanto agradeció a su público prometiendo una próxima visita, ojala así sea, What you have done, can be undone! We looking at you sayin´, Yngwie, you got a good reputation! :b/3:

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31/8/2005, 2:53 Link to this post Enviar Email   Enviar Mensaje
 


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